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Description
Cada vez que sometemos a alguien por la fuerza o lo convencemos para que se venza, estamos traicionando algo profundo de nuestra propia humanidad, cada vez que maniobramos para obtener los favores de una mujer también estamos traicionando a nuestras raÃces, cada vez que le sostenemos la ilusión a un niño sobre las mentiras que ofrecemos para su futuro fallamos a nuestra naturaleza. El autor nos presenta una visión clara y descarnada de cómo la mente, en aras a proteger los túneles invisibles de temores y consideraciones en las que basa sus razonamientos, nos mantiene congelados al interior de una ilusión que llamamos nuestro mundo y por cuya protección estamos rebajando a nuestra naturaleza. Nacemos en la traición, nadamos en ella, acariciamos su sombra y anhelamos que nunca desaparezca. La traición es la esencia de la construcción de nuestro mundo y nuestras ilusiones apenas alcanzan para emborracharnos con ella, en ella, para ella y por siempre. Pobrecitos los bienaventurados porque ellos también serán traicionados. Las criaturas entraban y salÃan con fluidez saltando de mente en mente, como si a la vez estuvieran celebrando un villorrio turÃstico ofrecido por los espacios mentales de cada ser. Tal vez estas personas triunfadoras se parecieran tanto entre sà que a las criaturas ya no les importara en cuál de ellos se encontrara; todos eran casi igual de satisfactorios para los invasores; cualquiera de ellos ofrecÃa un flujo similar de sensaciones y de cadenas de pensamientos; ninguno poseÃa ya un mecanismo para oponerse a su influencia. Aquiles se sentÃa como un mesÃas confundido en medio de la multitud. Tomás, a su lado, afortunadamente no decÃa nada; desde que se habÃa enamorado de Paola su cabeza se mantenÃa llena de las imágenes y las sensaciones de las experiencias compartidas con su amada; mientras supiera que en un futuro cercano iba a estar cerca de su amada, no le importaba en absoluto la gente o lo que sucediera a su alrededor... Tomás y Aquiles caminaban hombro a hombro por las agitadas calles de Los Vientos. Sus cuerpos estaban juntos pero sus mentes estaban proyectando mundos totalmente diferentes. Cada uno era un solitario al interior del mundo de sus pensamientos. En ese instante, varias dimensiones confluÃan y se entrecruzaban; los invasores, el mundo de Tomás, el de Aquiles, el de cada turista, el de Los Vientos... millones de mundos se encontraban y confluÃan en un mismo punto, en un solo instante, para que la vida se mirara a sà misma desde millones de ángulos diferentes.
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Cada vez que sometemos a alguien por la fuerza o lo convencemos para que se venza, estamos traicionando algo profundo de nuestra propia humanidad, cada vez que maniobramos para obtener los favores de una mujer también estamos traicionando a nuestras raÃces, cada vez que le sostenemos la ilusión a un niño sobre las mentiras que ofrecemos para su futuro fallamos a nuestra naturaleza. El autor nos presenta una visión clara y descarnada de cómo la mente, en aras a proteger los túneles invisibles de temores y consideraciones en las que basa sus razonamientos, nos mantiene congelados al interior de una ilusión que llamamos nuestro mundo y por cuya protección estamos rebajando a nuestra naturaleza. Nacemos en la traición, nadamos en ella, acariciamos su sombra y anhelamos que nunca desaparezca. La traición es la esencia de la construcción de nuestro mundo y nuestras ilusiones apenas alcanzan para emborracharnos con ella, en ella, para ella y por siempre. Pobrecitos los bienaventurados porque ellos también serán traicionados. Las criaturas entraban y salÃan con fluidez saltando de mente en mente, como si a la vez estuvieran celebrando un villorrio turÃstico ofrecido por los espacios mentales de cada ser. Tal vez estas personas triunfadoras se parecieran tanto entre sà que a las criaturas ya no les importara en cuál de ellos se encontrara; todos eran casi igual de satisfactorios para los invasores; cualquiera de ellos ofrecÃa un flujo similar de sensaciones y de cadenas de pensamientos; ninguno poseÃa ya un mecanismo para oponerse a su influencia. Aquiles se sentÃa como un mesÃas confundido en medio de la multitud. Tomás, a su lado, afortunadamente no decÃa nada; desde que se habÃa enamorado de Paola su cabeza se mantenÃa llena de las imágenes y las sensaciones de las experiencias compartidas con su amada; mientras supiera que en un futuro cercano iba a estar cerca de su amada, no le importaba en absoluto la gente o lo que sucediera a su alrededor... Tomás y Aquiles caminaban hombro a hombro por las agitadas calles de Los Vientos. Sus cuerpos estaban juntos pero sus mentes estaban proyectando mundos totalmente diferentes. Cada uno era un solitario al interior del mundo de sus pensamientos. En ese instante, varias dimensiones confluÃan y se entrecruzaban; los invasores, el mundo de Tomás, el de Aquiles, el de cada turista, el de Los Vientos... millones de mundos se encontraban y confluÃan en un mismo punto, en un solo instante, para que la vida se mirara a sà misma desde millones de ángulos diferentes.
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